UN CULTO MÁGICO DE LA MIXTECA POBLANA

En el fondo de la cosmovisión de los mexicanos

domingo, 25 de septiembre de 2011

LA FIESTA DE TODOS SANTOS

En la religiosidad popular de nuestro pueblo lo que se canta, se reza y celebra tiene generalmente dos raíces: una raíz está en nuestras propias tradiciones; en las tradiciones de nuestros antepasados indígenas, otra raíz es el cristianismo. Con motivo de la fiesta de los fieles difuntos queremos releer algunos elementos simbólicos usados en esta práctica religiosa.
Esta fiesta comienza el día 28 de octubre a las 12 del día y termina el día 2 de noviembre a las 12 del día. A las  12 del día porque para los indígenas el día comienza a esta hora, cuando el sol está en el cenit. Ellos creían que el padre sol desde que salía en el  oriente (tlauhcopa) era cargado por los guerreros hasta el medio .día y desde ahí lo cargaban las mujeres hasta que llegaba a su casa (cihuatlampa). Por eso, a esa hora a los difuntos se les recibe en casa con campanas, cohetes. Se les ofrece comida y bebida lo que mas les gustaba mientras estaban con nosotros.
Actualmente se cumple con los difuntos según fue su muerte comenzando con los accidentados, los ahogados, con  los niños que van al limbo, con los niños "angelitos" culminando con los adultos.
Los indígenas creían que el existir humano era de paso, in tlalticpac (sobre la tierra), lo que sobre la tierra se vive es algo transitorio, fugaz: "Aquí es algo como un  sueño, solo nos levantamos de dormir"; aquí sobre la tierra no hay nada durable. La muerte es parte de la vida, por eso el que muere se va a vivir con Dios, el dador de la vida.
Además el destino verdadero del hombre después de la muerte les tocaba decidir a los dioses. Ellos creían que los muertos iban a varios "sitios" de acuerdo al tipo de muerte con que abandonaban in tlalticpac. 
La primera morada era conocida como Mictlan (lugar de muertos)  que tenía nueve planos extendidos bajo la tierra rumbo al norte (país de las tinieblas y del frío), donde reinaban Mictlantecuhtli con su cara cubierta por una máscara esquelética rodeado de gatos aulladores y de arañas en compañía de su mujer Mictecacihuatl (Mictlancíhuatl), allí iban todos los que morían de muerte natural sin distinción de personas, pero como el difunto tenía que superar varias pruebas se le daba en compañía un perrillo que era incinerado junto con su cadáver que debía vagar durante cuatro años, al término del cual concluía la vida errante de los difuntos.
La segunda morada era conocida como Tlalocan (lugar de Tlaloc), allí iban elegidos por Tlaloc los que morían ahogados o fulminados por el rayo, los hidrópicos y gotosos. A los elegidos por el dios de la lluvia no se les incineraba, sino que se les sepultaba.
La tercera morada era conocida como "el cielo", la casa del sol (cihuatlampa), allí iban los purificados, los que mueren de parto, los que perecen en combate, éstos se convertían en compañeros del sol.
La cuarta morada era chichihuacunhco (en el árbol nodriza) a este lugar iban los niños que morían sin haber alcanzado el uso de razón. 
Esta creencia en la supervivencia después de la muerte para ir a vivir con el dador de la vida era tan importante que hoy se celebra con gran solemnidad.
La Cruz es símbolo de Dios como Ipalnemohuani (aquél por quien todos viven), los indígenas pensaban que el mundo tenía cuatro rincones y cuatro direcciones; el oriente (tlauhcopa) y el poniente (cihuatlampa), el sur (huitztlampa) y el norte (mictlampa). 
Estas cuatro direcciones se cruzaban en el centro en forma de cruz; así la cruz llegó a ser el signo del mundo. Los cuatro rincones se juntan en el centro formando un cuadrado. También el cuadrado es símbolo del mundo, a los números les daban  un significado, el número uno era el cielo; el 2 la tierra y el número 3 el aire como intermediador entre el cielo y la tierra y el número 4 era lo completo, lo total, para que una cosa fuera completa necesitaba verse y entenderse como formada por 4 elementos, esto significa que con la muerte de los fieles difuntos, el mundo.
También creían que las 4 direcciones formaban 2 caminos, 2 destinos que recorrían Dios y su pueblo, uno en el camino de Dios, nace en el oriente y muere en el poniente y otro el camino del hombre nace en el sur, muere en el norte de donde viene el frío, en donde uno muere porque se pone frío. Cada uno de estos caminos tenía en una punta la vida y en la otra punta la muerte. La vida y la muerte de Dios y la vida y la muerte del hombre se encuentran y se equilibran en el centro, allí donde se cruzan la vida humana y la divina dale una nueva dirección el número 5 que es irse con Dios superar absolutamente cualquier situación. 
Más antiguamente creían que por el centro de la cruz Dios había bajado a la tierra, se había venido hacer  hombre, a vivir con los hombres. Decían que en el centro de la cruz el hombre se iba directo con Dios y lo ponían en la lista de los que se hacían como dioses o de los que habían endiosado su corazón.        


Pbro. Anastacio Hidalgo Miramón

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