UN CULTO MÁGICO DE LA MIXTECA POBLANA

En el fondo de la cosmovisión de los mexicanos

domingo, 9 de octubre de 2011

DAY OF THE DEAD , RITUAL SERENITY

Urban mexicans encounter death with fun and games,
while rural Indians encounter it with absolute tranquility.


Los mexicanos de la ciudad encuentran a la muerte
con juegos y diversiones y los indios de los pueblos
con toda tranquilidad


Frances Toor


domingo, 25 de septiembre de 2011

DAY OF THE DEAD RITUALS

As Paul Westheim notes, "The only thing Mexico´s Day of the Dead has in common with All Souls´Day, as celebrated in Europa, is the fact that on both sides of the ocean it is a day dedicated to the memory of deceaced  loved ones ."
Whereas for Europeans the very mention of death is taboo-as if by rejecting the idea one could avoid the fact-Mexicans accustom themselves with the notion from childhood. This familiarity is evidenced in many ways; for example, in the many expressions to say that a person died: he got peeled, hit the mat, stretched a leg, carpeted the floor, went cold, took off, left us, turned in the equipment, left with the skinny one(Death), became defunct; and they brought him out sneakers first, the witch gobbled him up , he was carried away legs akimbo, we drank coffe with him (as at a wake ) and so forth.


Ruth D. Lechuga
Artes de México Número 62  

CHILAC Y SUS TRADICIONES

EL BACHILLERATO OFICIAL ALFONSO REYES DE SAN GABRIEL CHILAC INTERESADO EN PROMOVER Y CONSERVAR LAS TRADICIONES PONE A DISPOSICIÓN EL SIGUIENTE BLOG

LA FIESTA DE TODOS SANTOS

En la religiosidad popular de nuestro pueblo lo que se canta, se reza y celebra tiene generalmente dos raíces: una raíz está en nuestras propias tradiciones; en las tradiciones de nuestros antepasados indígenas, otra raíz es el cristianismo. Con motivo de la fiesta de los fieles difuntos queremos releer algunos elementos simbólicos usados en esta práctica religiosa.
Esta fiesta comienza el día 28 de octubre a las 12 del día y termina el día 2 de noviembre a las 12 del día. A las  12 del día porque para los indígenas el día comienza a esta hora, cuando el sol está en el cenit. Ellos creían que el padre sol desde que salía en el  oriente (tlauhcopa) era cargado por los guerreros hasta el medio .día y desde ahí lo cargaban las mujeres hasta que llegaba a su casa (cihuatlampa). Por eso, a esa hora a los difuntos se les recibe en casa con campanas, cohetes. Se les ofrece comida y bebida lo que mas les gustaba mientras estaban con nosotros.
Actualmente se cumple con los difuntos según fue su muerte comenzando con los accidentados, los ahogados, con  los niños que van al limbo, con los niños "angelitos" culminando con los adultos.
Los indígenas creían que el existir humano era de paso, in tlalticpac (sobre la tierra), lo que sobre la tierra se vive es algo transitorio, fugaz: "Aquí es algo como un  sueño, solo nos levantamos de dormir"; aquí sobre la tierra no hay nada durable. La muerte es parte de la vida, por eso el que muere se va a vivir con Dios, el dador de la vida.
Además el destino verdadero del hombre después de la muerte les tocaba decidir a los dioses. Ellos creían que los muertos iban a varios "sitios" de acuerdo al tipo de muerte con que abandonaban in tlalticpac. 
La primera morada era conocida como Mictlan (lugar de muertos)  que tenía nueve planos extendidos bajo la tierra rumbo al norte (país de las tinieblas y del frío), donde reinaban Mictlantecuhtli con su cara cubierta por una máscara esquelética rodeado de gatos aulladores y de arañas en compañía de su mujer Mictecacihuatl (Mictlancíhuatl), allí iban todos los que morían de muerte natural sin distinción de personas, pero como el difunto tenía que superar varias pruebas se le daba en compañía un perrillo que era incinerado junto con su cadáver que debía vagar durante cuatro años, al término del cual concluía la vida errante de los difuntos.
La segunda morada era conocida como Tlalocan (lugar de Tlaloc), allí iban elegidos por Tlaloc los que morían ahogados o fulminados por el rayo, los hidrópicos y gotosos. A los elegidos por el dios de la lluvia no se les incineraba, sino que se les sepultaba.
La tercera morada era conocida como "el cielo", la casa del sol (cihuatlampa), allí iban los purificados, los que mueren de parto, los que perecen en combate, éstos se convertían en compañeros del sol.
La cuarta morada era chichihuacunhco (en el árbol nodriza) a este lugar iban los niños que morían sin haber alcanzado el uso de razón. 
Esta creencia en la supervivencia después de la muerte para ir a vivir con el dador de la vida era tan importante que hoy se celebra con gran solemnidad.
La Cruz es símbolo de Dios como Ipalnemohuani (aquél por quien todos viven), los indígenas pensaban que el mundo tenía cuatro rincones y cuatro direcciones; el oriente (tlauhcopa) y el poniente (cihuatlampa), el sur (huitztlampa) y el norte (mictlampa). 
Estas cuatro direcciones se cruzaban en el centro en forma de cruz; así la cruz llegó a ser el signo del mundo. Los cuatro rincones se juntan en el centro formando un cuadrado. También el cuadrado es símbolo del mundo, a los números les daban  un significado, el número uno era el cielo; el 2 la tierra y el número 3 el aire como intermediador entre el cielo y la tierra y el número 4 era lo completo, lo total, para que una cosa fuera completa necesitaba verse y entenderse como formada por 4 elementos, esto significa que con la muerte de los fieles difuntos, el mundo.
También creían que las 4 direcciones formaban 2 caminos, 2 destinos que recorrían Dios y su pueblo, uno en el camino de Dios, nace en el oriente y muere en el poniente y otro el camino del hombre nace en el sur, muere en el norte de donde viene el frío, en donde uno muere porque se pone frío. Cada uno de estos caminos tenía en una punta la vida y en la otra punta la muerte. La vida y la muerte de Dios y la vida y la muerte del hombre se encuentran y se equilibran en el centro, allí donde se cruzan la vida humana y la divina dale una nueva dirección el número 5 que es irse con Dios superar absolutamente cualquier situación. 
Más antiguamente creían que por el centro de la cruz Dios había bajado a la tierra, se había venido hacer  hombre, a vivir con los hombres. Decían que en el centro de la cruz el hombre se iba directo con Dios y lo ponían en la lista de los que se hacían como dioses o de los que habían endiosado su corazón.        


Pbro. Anastacio Hidalgo Miramón

UN CULTO MÁGICO DE LA MIXTECA POBLANA

En el fondo de la cosmovisión de los mexicanos pervive  la idea de que la muerte es una afortunada liberación hacia la verdadera vida en el mas allá, y la vida terrenal un mundo de sufrimientos y martirios que bien podría  llamarse muerte. Fray Bernardino de Sahagún dejo muy claro que para nuestros ancestros  indígenas morir era, en realidad, despertar de un sueño, como lo expresa una poesía nahua: ¨No es cierto que venimos a vivir sobre la tierra: solo venimos a soñar¨.
En San Gabriel Chilac se celebra el día de muertos en forma muy distinta a como se realiza  en los niveles nacional  y regional, por que ahí la muerte  tiene permiso, por que los chilactences son legítimos herederos  de las visiones prehispánicas  de la muerte y están amalgamados por la tradición católica e hispánica. El lenguaje de la muerte  se revela y se exhibe a través de las palabras, que en forma de argucias, figuraciones y adjetivos han empleado hombres  y mujeres de todos los tiempos para sobreponerse ante lo inevitable: su propia desaparición, En palabras de Cicerón: ¨La verdadera vida de los muertos está en la memoria de los vivos¨.


Luis Balderas


DÍA DE MUERTOS EN CHILAC

El día 2 de noviembre el aire de todo México está impregnado de pensamientos de afecto y gratitud hacia los seres queridos que nos han procedido en el sueño eterno; el anhelo de todos es probarles que no les olvidamos  y que siguen viviendo en nuestros recuerdos. En mil y mil panteones del país los fieles difuntos reciben la visita de sus familiares; la flor emblemática de los muertos, el cempasúchil, adorna innumerables tumbas. Hay, sin embargo, lugares donde se celebra el día de los muertos con más devoción, con más solemnidad; y yo estuve en un panteón que considero único en México, y tal vez en el mundo. Tengo todavía grabado en la retina una visión casi irreal de color, belleza y ternura humana. He pasado el 2 de noviembre en Chilac, un pueblo que está a unos veinte kilómetro de Tehuacán, casi en los linderos con Oaxaca. Su población se dedica con éxito al cultivo del ajo; todos son bilingües; hablan con igual soltura el náhuatl y el español, todos saben leer y escribir y la mayoría, hasta lee música.    

¿En qué consiste el carácter único del cementerio de Chilac? En primer lugar, cada tumba tiene, construída encima, una cabaña de hojas de plátano color esmeralda, o de pequeños carrizos verdes, o de tela negra o morada; en la sombra están las ofrendas: tenates con pan de muerto, ollas con mole, plátanos, naranjas, limas, manzanas y flores todas fresquísimas, en increible abundancia y arregladas con garbo y donosura. Campean los cempasúchiles y contrastan con su amarillo anaranjado al rojo sangre de una flor aterciopelada que llaman moco de pavo o garra de león; también se destaca el blanco virginal de las azucenas, el morado de los gladiolos y de cubiertas de convólvulos azules, de los que llamamos manto de la Vírgen, que parece hayan esperado esa mañana  para florecer y presentarse en toda su lozanía. Entre las ofrendas y las flores se agitan suavemente  las llamas de las ceras, tantas como los difuntos que se conmemoran. Delante de las cabañas están sentadas o arrodilladas las familias, desde el abuelo hasta los niños, y todos rezan. Distribuidos entre las tumbas están los armonios, muchos armonios ( he contado dieciséis). Los tocan los propios campesinos; leen la música como expertos organistas, en tanto que mueven los pedales del instrumento con sus pies calzados de huaraches, o descalzos. Toda la familia canta, acompañada por el armonio; voces blancas, voces bajas, siempre afinadas. Cantan y rezan en un perfecto español o en latín bien pronunciado, aunque entre sí hablan el melodioso idioma del México antiguo, el náhuatl. De vez en cuando pasa una mujer con inmensos ramos de flores, para adornar aún más las tumbas. El cielo es de un azul intenso, flota en el aire el perfume entremezclado de los cempasúchiles y del copal que humea en los pebeteros. Del mar de cabañas verdes y negras y moradas, llega la armonía del canto y de la música, como si se tratara de voces angelicales. En todas partes, flores: una apoteosis de flores. La atmósfera, en el panteón de Chilac, no es de alegría, ni de tristeza, sino de paz, de sosiego, de perfecta serenidad. Regresé a México con esta serenidad en el corazón, como si hubiera saboreado un anticipo de la bienaventuranza eterna.      

GUTIERRE TIBON
             1961    

LA CATRINA DE POSADA


ORIGEN

En el año de 998 de nuestra era la fiesta del día de muertos se instituyó por San Odilón, el abad de Cluny como la ocasión eclesiástica en la cual la misa se hacia a nombre de las almas consagradas de los difuntos. La fiesta Cristiana de los Fieles Difuntos y de Todos los Santos, pronto se estableció entre las iglesias orientales y católicas y ha sobrevivido junto con la ceremonia céltica pagana y con sus máscaras que nos han acechado hasta nuestros días como "Halloween"

Memoria de un Pueblo


sábado, 24 de septiembre de 2011

BIBLIOGRAFÍA

LA PARTIDA Y EL PERPETUO RETORNAR

Estoy embriagado, lloro, me aflijo...

Nihuinti, nichoca, nicnotlamati                 
Estoy embriagado, lloro,
nicmati, nic-itoa, nic-elnamiqui                 
me aflijo, pienso, digo                                                             
en mi interior lo encuentro
¡Maca aic-nimiqui, maca aic-nipolihui!     
si yo nunca muriera                                                                 
si nunca desapareciera.
Incan ahmicohua, incan ontepetihua,         
Allá donde no hay muerte,                                                             
allá donde ella es conquistada
in ma oncan niahui 
que allá vaya yo!
¡Maca aic nimiqui, maca aic nipolihui!   
Si yo nunca muriera,                                                                 
si nunca desapareciera.

Netzahualcóyotl